Cuando una persona se acerca al final de la vida, se producen una serie de cambios en el cuerpo que sirven a preparar el tránsito físico y espiritual. Son cambios son normales que hay que conocer.
Es necesario impulsar una nuevo paradigma filosófico en el que la muerte y el morir forme parte de nuestra existencia; muere el cuerpo pero no la conciencia del Ser que somos. Nos adentramos en el mapa universal de lo que es el arte de morir.
La muerte no es el final de la vida, está en el alma de cada ser humano como experiencia. La muerte forma parte de la belleza de la vida misma; solo es la puerta hacia una nueva experiencia existencial.